"SE JUEGA MEJOR CON DIEZ QUE CON ONCE"
Evidentemente, la victoria de un equipo se debe a un número importante de factores que influyen sobre el resultado final. Alguno de estos factores son el momento por el que atraviesan ambos equipos, la estrategia planteada, el potencial del rival o los aciertos de los jugadores. Un factor que ayuda a ganar al rival es la superioridad numérica.
Sin embargo, a menudo lo que sucede es lo contrario hasta tal punto que el conocido entrenador de fútbol Helenio Herrera acuñó la frase de que era más fácil jugar con diez que con once. Y esta frase se suele repetir cada vez que se produce esta situación. ¿Qué explicación se le puede dar a este fenómeno tan sorprendente?. ¿Realmente, se juega mejor con diez como decía "el Mago" o existen otros argumentos que ayuden a entender por qué diez jugadores de fútbol pueden superar a once de igual o superior nivel?. ¿Puede darse alguna explicación psicosocial a este tipo de hechos?.
EL EFECTO RINGELMANN
A principios del siglo XX, un ingeniero francés llamado Ringelmann, observó a diferentes individuos participando en el tradicional juego consistente en que dos grupos de personas tiran cada uno de los extremos de una cuerda, ganando el equipo que más fuerza hace y logra arrastrar al otro hasta hacerlo traspasar una línea marcada previamente en el suelo a la misma distancia de cada uno de los dos grupos.
Ringelmann observó cómo grupos de dos, tres y hasta ocho personas tiraban de los extremos de la cuerda. Se dio cuenta de que la fuerza de estos grupos no era la que se esperaba de ellos. Se suponía que la fuerza del grupo debía ser la suma de las fuerzas de los diferentes miembros que formaban el grupo. Sin embargo, esto no era así.
En realidad lo que sucedía era que a medida que aumentaba el número de miembros de un grupo disminuía la actuación de cada uno de los individuos de ese grupo. Ringelmann atribuía la disminución en el rendimiento a problemas principalmente de coordinación y de pérdida de motivación. Sin embargo, otras explicaciones de por qué sucede esto llegarían más tarde.
En definitiva Ringelmann puso en evidencia algo que hemos visto que también sucede en el fútbol, un equipo con uno menos es capaz de "hacer más fuerza" para vencer al rival.
EXPLICACIONES DEL EFECTO RINGELMANN
En los años setenta se publicaron algunos estudios que tenían como objetivo principal la verificación de este fenómeno. Estas investigaciones confirmaron la disminución en el rendimiento individual aunque no tanto como había afirmado Ringelmann. Desde entonces a este fenómeno se le ha denominado "efecto Ringelmann". También se investigó sobre cuáles eran las causas de esta disminución en el rendimiento. Ringelmann había explicado la disminución en el rendimiento a partir de problemas de coordinación y pérdidas de motivación de los miembros del grupo, dando mayor importancia a la coordinación.
Sin embargo, los estudios realizados concluyeron que adquiría más importancia la pérdida de motivación en la explicación de la disminución del rendimiento. A esta falta de motivación se denominó "pereza social". Según las investigaciones, esta desgana o pereza se debía a que los individuos percibían que los esfuerzos individuales se perdían dentro de los esfuerzos del grupo. En el caso de un equipo de fútbol con diez lo que parece que sucede es lo contrario, es decir, que los jugadores son más conscientes de que deben esforzarse más para poder compensar la ausencia de su compañero expulsado.
La pérdida de implicación o "pereza social" es una situación que se presenta en muchos equipos de fútbol que no logran ser equipos eficaces. Son equipos que, como dicen los propios entrenadores, no tienen la "actitud adecuada". No defienden o no luchan suficientemente por el balón. Esperan que otros hagan ese trabajo. Llegado a este punto debemos plantearnos qué es lo que provoca esta situación, por qué se produce esta falta de interés o pereza social.
CAUSAS DE LA PEREZA SOCIAL O FALTA DE INTERES
En general, el efecto Ringelmann puede explicarse en cuatro hipótesis.
- la primera sería la hipótesis denominada del "lucimiento personal". Desde esta perspectiva, lo que se asume es que los individuos están más motivados cuando realizan un trabajo duro si éste tiene consecuencias en sus resultados individuales. Por tanto, se reservan para estos momentos de lucimiento personal su máximo nivel de implicación y contribuyen lo justo al trabajo de equipo.
- la segunda hipótesis es la de la "disolución de la responsabilidad". Los miembros de un equipo minimizan sus esfuerzos ya que su responsabilidad dentro del rendimiento del grupo queda difuminada.
- la tercera hipótesis hace alusión al surgimiento de la "sensación de ser prescindible". Los individuos comienzan a pensar que no son imprescindibles y disminuyen sus esfuerzos.
- la cuarta hipótesis es la "falta de compañerismo". Esta explicación atribuye la disminución del rendimiento al hecho de que, en muchos casos, los individuos disminuyen su implicación al considerar que otro puede aprovecharse de su trabajo.
En definitiva, podemos afirmar que el problema se origina cuando los miembros de un grupo no perciben que sus contribuciones son apreciadas y cuando piensan que no son importantes para el resultado final. Por ello, en investigaciones realizadas se llegó a la conclusión de que esta falta de interés podía ser combatida si las personas sabían que estaban siendo evaluadas individualmente. Debían saber que, además del rendimiento del grupo era importante el rendimiento individual de cada uno de ellos, y que éste se estaba evaluando.
CLAVES PARA COMBATIR LA PEREZA SOCIAL
Ante esta situación es importante establecer mecanismos que nos permitan disminuir el impacto del efecto Ringelmann y, además, diseñar estrategias para hacer que el grupo sea cada vez más eficaz, buscando la máxima implicación de todos.
Algunas ideas que pueden ayudar a aumentar la implicación de los diferentes futbolistas pueden ser:
- Que cada futbolista conozca con claridad cual es su papel en el equipo y qué se espera de él, tanto en los entrenamientos como en las competiciones.
- Reconocer y reforzar públicamente la importancia de cada una de las funciones y tareas para el logro de objetivos comunes ya que muchos deportistas no son del todo conscientes de la importancia de su propia contribución al grupo.
- Establecer, tanto en los entrenamientos como en las competiciones, mecanismos que nos permitan recoger información de diferentes variables, especialmente las que tienen que ver con el esfuerzo personal. De esta forma, el jugador sabe que se le está evaluando de forma individual y no únicamente como grupo. Las grabaciones y los modernos registros de observación nos ayudan a lograrlo.
- La mencionada información no debe servir únicamente como mecanismo de control sino también para que el futbolista disponga de una información que le incentive a implicarse más con el objetivo de mejorarla.
- Establecer objetivos de tareas individuales, como cantidad de balones robados, ocasiones de gol creadas, desmarques adecuados, pases bien hechos, asistencias de gol, etc.
- Que los jugadores conozcan este fenómeno y que analicen cuando les sucede. Las más habituales son ante un rival inferior, en determinados momentos de un partido (minutos finales), cuando se cree que el partido ya está ganado o cuando uno piensa que es titular indiscutible.
- Es importante que el entrenador hable individualmente con cada jugador sobre este tema para intentar conocer los motivos por los cuales no está esforzándose al máximo.
- Es conveniente trabajar en los entrenamientos en alguna ocasión por parejas o grupos muy reducidos para que el peso individual sea más importante en el resultado del grupo.
Estas son algunas orientaciones que pueden ser útiles para mejorar la implicación de los diferentes miembros de un equipo de fútbol. Para adaptar acertadamente estas medidas a un grupo concreto es fundamental realizar una evaluación de la dinámica grupal, entre otras variables. En definitiva, un grupo de excelentes deportistas no forma necesariamente un equipo de alto rendimiento deportivo.